martes, 26 de mayo de 2009

GACETA DEL CHARRO
Ya volví

Germán Dehesa
26 May. 09


Percibo entre la gente un generalizado malestar magnificado por una sensación de impotencia. Lo que yo digo es que no podemos usar más herramientas que las que la democracia nos provee. Pronto tendremos frente a nuestros ojos una boleta (este mensaje no es para los abstencionistas que por serlo han renunciado a su condición ciudadana. A las elecciones aikir, no hay diotra). Si estamos tan hartos de los modos de gobernar de los partidos y del hecho mismo de que existan los partidos como único camino para los puestos de elección, es el momento de anular la boleta con una gran cruz y depositarla en la urna. Los que tienen que saber sabrán de cuál es el talante de sus "gobernados" que ya están hartos de mendrugos y de futbol (y miren quién les está diciendo esto).

Para esta propuesta no valen ni rechazos, ni adhesiones instantáneas. Cada quien tiene que pensarlo muy bien y tiene que desechar la tentación de suponer que uno no puede hacer nada frente al inmenso aparato que controla al país. Por supuesto que uno no puede hacer nada, pero si somos miles o millones de "unos", entonces todo el horizonte cambia y renace para nosotros la esperanza de lograr que nuestro país sea en verdad "nuestro" país. Es urgente mandar el mensaje de que ya estamos optudimóder de discursitos y discursotes, de caciques y líderes que se enriquecen a costillas de nuestros miedos, de una educación siniestra sobre todo en los primeros ciclos que es donde tendría que ser de mejor calidad, de un aparato de seguridad que más que cuidarnos nos aterroriza, de una burocracia lamentable y altiva, de una agricultura que sobrevive en la pura pobreza y de la inmensa cantidad de desposeídos, enfermos y víctimas de la miseria que constituyen la mayoría de nuestra población. Tendremos que recuperar la compasión, la frugalidad, el verdadero amor por un país sufrido, pobre y sin embargo, sonriente, esperanzado y radiante. Yo quiero mucho a México y, al decir esto, nombro todos los colores de la esperanza.


¿Qué tal durmió? MDLVIII (1558)

Los rateros no merecen dormir.


Cualquier correspondencia con esta columna de regreso, favor de dirigirla a dehesagerman@gmail.com (D.R.)

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