Zul de la Cueva @zulanito
Las reformas de fondo no van a venir de los partidos. El cambio no puede depender de aquellos que se benefician más si las cosas siguen igual. Elegir entre manzanas podridas, por mucho que cambie el color de lamanzana, no va a cambiar nada. Y es que el problema de la nulidad noestá en las urnas, sino en las instituciones.
Mientras no exista un proyecto de fondo para transformar el sistema político mexicano, lo que pase el primero de julio no servirá más que para elegir quienes son los sátrapas en turno, a quienes les toca engordar con el presupuesto mientras las calles se siguen llenando de baches, los ríos de químicos y muerte, los estómagos de hambre y los cerebros de telenovelas.
El sistema político mexicano está totalmente cimentado en la impunidad. No puede existir de otra manera porque las estructuras de las que depende la requieren. Sin la impunidad no habría sindicatos como el SNTE y el de PEMEX, ni voto corporativo.
No sería posible que Alonso Godoy robara, de manera legal y descarada 9.8 millones de pesos o que los diputados que lo defendieron accedieran a candidaturas plurinominales, quitándonos incluso el derecho a no elegirlos.“Yo pagué impuestos, recibí (los 9.8 millones de pesos) vía sueldo,los deposité en mis cuentas bancarias y los declaré en mis declaraciones patrimoniales (…) no me autopagué…” ah bueno, menos mal señor Godoy, siga entonces cobrando millonadas por auditar al Estado, no tiene nada de sospechoso, duerma tranquilo.
El sistema político está tan podrido que mientras los partidos pueden postular a personas cuya solvencia moral es nula, sin siquiera requerir el voto, los ciudadanos no pueden estar en las boletas ycompetir sin recursos contra la estructura de partidos. No se puede, la constitución que los partidos modificaron, los protege de nosotros. Les permite tener secuestrada nuestra democracia.Nadie estará en desacuerdo de que el sistema es corrupto, que el cambio prometido fue falso, que el regreso a las viejas estructuras que nos gobernaron brutalmente durante 70 años no es cambio por más que lo pinten de colores. ¿Ya olvidamos a Humberto Moreira y sus 36mil millones, a Felipe Calderón y su fallida guerra que nos ha dejado en una terrible crisis, vacío de estado y situación de violencia? ¿A Manuel Bartlett y la caída del sistema? Sin modificaciones estructurales y de fondo no hay nada, porque las estructuras y las leyes existen hoy en México para, como dijo hace tantos años un señor barbón en Caribe, “perpetuar en el poder a un grupito de egoístas que no sienten por la patria la menor consideración y solo buscan en la cosa pública un modus vivendi fácil y cómodo”. Entonces, repito y reitero, no hay cambio posible desde este grupo de egoístas.
Sin Reforma Política, menos presupuesto a los partidos,candidaturas ciudadanas, revocación de mandato, iniciativa ciudadana y plebiscito, sin soluciones concretas a problemas como la terrible situación ecológica en la que nos encontramos en lugar de “erradicar la pobreza en México y otras patrañas imposibles de cumplir” no hay nada en las urnas para nosotros. Votar así, por promesas exageradas y fotos sonrientes, es hacer de nuestro voto el más nulo de todos, esoponernos a la posibilidad de que esto cambie.
miércoles, 4 de abril de 2012
El voto mas nulo es el que perpetúa nuestra desgracia
lunes, 13 de julio de 2009
Abstención y voto nulo
13-Jul-2009
Horizonte político
José A. Crespo
Mientras el movimiento del voto nulo convocaba esencialmente a los abstencionistas activos a expresar en las urnas su inconformidad y hartazgo con los partidos políticos, los defensores del statu quo —los que se conforman con lo poco que hay, porque hace 20 años teníamos menos— intentaban convencer a los anulistas de votar por algún partido, por cualquiera, por el menos malo. Y, en medio de ese debate, aparecieron también algunos promotores de la abstención activa, que descalificaron a su vez a los anulistas como comparsas del régimen, por legitimarlo en las urnas. La posición de los abstencionistas es evidentemente más radical que la de los anulistas. Por ello, los partidos y sus apologistas no debieran medir el alejamiento ciudadano sólo a través del voto nulo, sino también del enorme abstencionismo. Por otro lado, si bien no todos los votos nulos lo fueron deliberadamente, varios consejeros distritales y funcionarios de casilla del DF atestiguan que alrededor de 80% de votos nulos eran de clara y abierta protesta. Tampoco es adecuado evaluar el movimiento anulista como si hubiera sido nacional, pues no lo fue. Hubo varios movimientos autónomos, de carácter urbano y regional, que alcanzaron esencialmente a sectores sociales con altos índices de escolarización y politización (su Asamblea Nacional tuvo lugar a días de la elección). A través de esa lente, la convocatoria anulista sí tuvo un impacto nada despreciable en la mayoría de las ciudades en que surgió. En primer lugar viene Morelia con 12.3%, seguida de la ciudad de Puebla (11.9%), el DF (11%), Chihuahua (8.9 %), Aguascalientes (8.8%), Ciudad Juárez (8.2%) San Luis (8.1%) y Tijuana (8%), entre otras más.
Evidentemente, era más difícil transformar la abstención en un voto nulo de protesta. Pero al parecer el voto nulo logró detener —e incluso revertir en cierta medida— la pronunciada pendiente de la abstención. Recordemos que, en 1991, cuando debutó el recién instaurado IFE, la participación fue de 66 por ciento. Seis años después bajó a 58% y en 2003 se redujo aún más, al llegar a 41%. Es decir, una caída de 25 puntos porcentuales en 12 años. De ahí que la proyección de esa tendencia apuntara este año a una abstención incluso mayor, quizá de 70%, como se llegó a sugerir. Si el movimiento anulista de verdad ayudó a revertir el abstencionismo, pues enhorabuena. El voto nulo prevalece donde menor participación hubo: es decir, probablemente el voto nulo sí le ganó terreno a la abstención. Pero también sabemos que, donde se celebran elecciones para gobernador, la participación tiende a elevarse; en los seis estados en que eso ocurrió, el promedio de participación fue 57%, en tanto que, en los 26 restantes, fue 42%; quince puntos porcentuales de diferencia.
Dicen los abstencionistas que el voto nulo ayudó a legitimar un régimen que no sufrirá ninguna transformación positiva, ante la sordera y prepotencia de los partidos (tesis, esta última, compartida, paradójicamente, por los defensores del voto partidista). Esperemos que se equivoquen. Los defensores del statu quo partidario también auguraban que el voto nulo le haría el juego a poderes oscuros o a ansiosos golpistas. Hay en ello una contradicción inherente, pues, si por un lado se insistía —quizá con razón— en que la convocatoria anulista no sería tomada en cuenta por los partidos, menos podría ser el ariete para dar un golpe de Estado. Algunos desencantados con el espectacular triunfo del PRI quieren responsabilizar de ello a los movimientos anulistas. Bastaría con que sacaran la calculadora para percatarse de que no es así. Javier Aparicio, colega del CIDE, calculó que, de haber votado la mitad de anulistas por el PSD (no sé por qué tendrían que hacerlo), éste hubiera mantenido el registro con cuatro diputados (El Universal, 9/VIl/09). Esas curules se repartieron entre los demás partidos, proporcionalmente a su votación. Sin el voto de protesta y con un PSD manteniendo su registro, el PRI hubiera tenido… un diputado menos de ventaja frente al PAN. Gran diferencia, sin duda. Pero no es posible suponer que la mayoría de los anulistas hubiera votado en un mismo sentido. El movimiento fue variopinto. Un análisis del PREP sugiere que, no siendo prioritariamente priistas (aunque los había), los anulistas se dividían de manera equilibrada entre el PAN y el PRD, tal vez con una fracción proveniente del PSD. Con la lógica de que los anulistas pudieron haber votado por un mismo partido (distinto del PRI), se podría afirmar que, si la mitad de los abstencionistas hubieran votado por el PAN, los resultados hubieran sido muy distintos. Y eso hubiera ocurrido también si hubiera caído un meteorito que extinguiera a los dinosaurios del PRI. Pero los abstencionistas no votaron por el PAN (no tenían por qué) ni le cayó un meteorito al PRI.
Más sentido tendría, entonces, que los decepcionados por el triunfo priista preguntaran, ¿por qué el PAN y el PRD no pudieron convocar a los millones de votantes que decidieron quedarse en casa? Los partidos que sufrieron un descalabro perdieron casi siete millones de votos en conjunto, respecto de 2006, en tanto que los únicos que ganaron, el PRI y el PVEM (en coalición hace tres años), ganaron ahora algo más de dos millones de votos. De los casi cinco millones que quedan al restar esas cifras, menos de un millón anularon su voto como protesta y los otros cuatro millones decidieron abstenerse (todo ello, sin tomar en cuenta a los votantes nuevos). El bloque de abstencionistas sí pudo provocar resultados distintos de haber votado por el PAN o el PRD. Pero simplemente no quisieron refrendar a ninguno de esos partidos, y muy en su derecho. Los partidos derrotados, en vez de descalificar con disparates a esos votantes, debieran preguntarse con realismo por qué siete millones de electores los abandonaron.
Algunos desencantados con el espectacular triunfo del PRI quieren responsabilizar de ello a los movimientos anulistas.
sábado, 11 de julio de 2009
Anulistas, cuarta fuerza electoral en Jalisco
Rubén Martín /Iván González Vega/Publico/11-07-09
Tal como lo esperaban sus promotores, el porcentaje de votos nulos creció significativamente en la pasada elección local, comparada con la tasa de anulación registrada en 2006 y en comicios anteriores, excepto en 1995 cuando los votos nulos fueron la tercera fuerza.
En esta comparación se toma como referencia la votación de diputados de mayoría, que se celebra cada tres años. Como se ve en la tabla anexa, en la elección de 1995 hubo más votos nulos que en los comicios celebrados el pasado domingo. En la elección de diputados locales nueve de cada cien electores anularon su voto. En total 193,083 personas (9.17 por ciento del total) decidieron nulificar la boleta.
La tasa de votos nulos descendió drásticamente en la elección de gobernador que ganó el panista Alberto Cárdenas Jiménez. En estos comicios se anularon 48,610 boletas, que representó 2.3 por ciento de la votación total de esta elección.
Una posible explicación a este contraste es que hasta esa fecha el Partido Revolucionario Institucional (PRI) llevaba 66 años ininterrumpidos en el poder, y con tasas altas de rechazo debido a acontecimientos recientes como las explosiones del 22 de abril, el asesinato del cardenal Juan Jesús Posadas Ocampo y el error económico de diciembre de 1994 que provocó una macrodevaluación del peso frente al dólar y una severa crisis económica.
Es posible, siguiendo esta hipotética explicación, que el rechazo al sistema político dominado por el PRI se hubiera manifestado en la elección para diputados locales, mientras que algunos electores hubieran depositado su expectativa en sacar al tricolor del poder votando por el candidato para gobernador de la oposición panista. Como se sabe, en los comicios del 12 de febrero de 1995 el PRI fue derrotado, inaugurando quince años de predominio electoral del PAN en Jalisco.
Después de esos comicios la tasa de votos nulos descendió, hasta la elección del pasado domingo cuando se duplicaron respecto con el porcentaje de la elección inmediata anterior. En estos comicios, los municipios con más nulos (en porcentaje) fueron Zapopan, Cihuatlán y Guadalajara. Los distritos con más nulos fueron el 10 (Zapopan), 12 (Guadalajara), y 8 (Guadalajara).
El voto blanco
Historia de los votos nulos *
1995 193,083 (9.17%)
1997 43,669 (2.14%)
2000 34,736 (1.61%)
2003 57,101 (2.48%)
2006 62,893 (2.19%)
2009 121,410 (4.5%)
* Tomando como base la elección para diputados de mayoría relativa
Los diez municipios más anulistas
Zapopan 6.68%
Cihuatlán 6.53%
Guadalajara 5.25%
Tepatitlán 4.53%
Tlaquepaque 4.52%
Teocaltiche 4.39%
Zapotlanejo 4.36%
Tonalá 4.29%
Ocotlán 4.29%
Villa Purificación 4.15%
Zapotlán el Grande 3.94%
jueves, 9 de julio de 2009
El Voto Nulo no es un resultado, es un comienzo
Mirado como se mire, los distintos movimientos que trabajaron en torno a la anulación del voto y que lograron confluir en la primera asamblea nacional del 30 de junio en la Ciudad de México, resultó un éxito, tanto cuantitativo como especialmente cualitativo. Sin recursos, con el tiempo encima, con una campaña negra de detracción sobre sus orígenes e intenciones, no resultó fácil impulsar un proyecto que sustentado en el activismo ciudadano, principalmente juvenil y cibernético, logró un nada desestimable (y aún indefinido 5. 39% de intención de voto a nivel nacional, falta el cómputo final).
De los 34 126, 794 ciudadanos que votaron en el país, 1 839, 971, lo hicieron por la opción “Nulo”, muy por encima del número de votantes del PSD (353, 261 mil) y de las ahora llamadas coaliciones, como PRI/Verde (142, 874) y PT/Convergencia (82, 207); encima de las opciones más o menos ya consolidadas como Nueva Alianza o Panal (1 664, 999 mil); PT (1 216, 237) y, Convergencia (808, 674 mil votantes). Muy cerca pero abajo (lamentablemente) del Partido Verde de la Muerte (que se hace con 2 219 861 votantes). Y muy lejos de las opciones esclerotizadas y tradicionales del sistema político mexicano: PRI (12 520 418 mil votantes), PAN (9 549, 798) y PRD (4 164 393). Opto por los números y no por los porcentajes en el intento de darle rostro humano, contenido carnal y emotivo a la emisión de estos votos.
Hasta aquí, varias cuestiones pueden ser planteadas. Una primera hipótesis es que muchos electores hicieron caso del llamado de Woldenberg y que en sus juicios optaron por la fruta menos mala. También es posible intuir que en el plano formal México se desliza por la vía de los hechos a un sistema bi-partidista, estilo los Estados Unidos que logra la coexistencia de su clase política sin generar una política verdaderamente diferenciadora, pero que sostiene el “status quo” sin demasiadas sacudidas. Que la alianza del Verde-muerte con Televisa se instaló en la “zona de confort” de la sobrevivencia de su registro y su negocio, mala señal pero acorde a las culturas políticas nacionales que están atadas a los espacios mediáticos televisivos. Y en esa misma tónica, el voto nulo, me parece, por los datos que tenemos hasta hoy, no será capaz de tumbarle el registro a la Maestra, pese a que en números absolutos somos más fuertes que ella. Las coaliciones no me interesan, porque son arreglos cupulares y familistas y, la gente suele responder a los nombres de los candidatos y no a las propuestas y a las implicaciones ideológicas de su voto. Queda la incógnita del PSD, que me parece que en vez de culpar al voto nulo, debería analizar su pesada historia y hacerse cargo de lo que fue Alternativa y asumir que su plataforma no logró trascender el activismo por causas vanguardistas sin un discurso claro en torno a lo estructural. Si es la izquierda, “moderna” quedó muy atrás; no son la liberalización del aborto, las drogas o la diversidad sexual, las únicas causas “vanguardistas” de esta nación, no encontré nunca una palabra en torno a la cultura del narcotráfico, ni a la pobreza estructural y subjetiva de los jóvenes. No se puede competir y ganar con etiquetas atrapadas en la “buena onda”.
Queda entonces, el voto nulo. ¿Qué significamos los casi dos millones de mexicanos y mexicanas que optamos por anular activamente nuestro voto?, se pueden plantear múltiples lecturas, pero me interesa colocar dos hipótesis centrales. La primera es que se trata de un importante logro que consiguió convencer y articular una protesta que sabía realistamente que no podría “vencer” electoralmente (y este es un tema central) y cuya fuerza estribaba y estriba en su capacidad de mover la imaginación ciudadana hacia otras maneras de entender la política. Capitalizar la experiencia y asumir que hay que transformar al “voto nulo” en múltiples nodos ciudadanos de presión política es lo que se desprende de un nada despreciable (y repito, tentativo), 5.39, dos millones de personas, operando en esta lógica, repartidos a lo largo y ancho de la geografía nacional no es una fuerza menor. Fueron casi dos millones, organizados y acuerpados principalmente a través de la RED.
Que faltó trabajo callejero es cierto, pero ese no es un fracaso, sino un aprendizaje, que me parece que “Anulo mi Voto Jalisco”, supo identificar a tiempo, pero sin las condiciones necesarias. Esta “revolución simbólica” es un éxito.
La segunda hipótesis, que es la que más me interesa y es mucho más de índole cualitativa, en tanto no tengo datos duros para sustentarla, solo cualitativos (pero fruto de mi ya añejo músculo de observación) es que el logro principal de “anular el voto”, fue la de re-politizar a los jóvenes. En un poco más de 20 años de estudiar las culturas juveniles en Latinoamérica, no había visto un movimiento que despertara la voluntad, la imaginación y la conciencia en torno a la política y lo político de esta manera. Sé, que muchos de los anulistas estrenaron su credencial con esta opción (lo cual es triste en muchos sentidos), pero es un reservorio de posibilidades, en tanto indica, si hay oídos sensibles, que los jóvenes están hartos de la política en su forma actual, pero tienen voluntad e imaginación en torno a lo político. Ese voto nulo, es una fuerza emergente, no un resultado. Es decir, hay que sacarlo de la simplificación mediática y partidista de que “eso” fue lo que se logró. Se trata de un comienzo, de una palabra que crece y se expande, de una voluntad de imaginar el futuro y de hacerse cargo de parirlo. Por ello, los promotores más visibles del voto nulo tienen una enorme responsabilidad, la de encauzar y servir de correas de transmisión, la de convertirse en depositarios e intérpretes de esos jóvenes, no en sus gurús, no en sus guías, no en sus portavoces, sino apenas en sus intérpretes y mediadores.
Se trata de trastocar, una vez más, las lecturas convencionales. No sumarse a las lecturas tendenciosas en torno a los “resultados”, sino a la revolucionaria posibilidad de convertirnos en una fuerza ciudadana capaz de generar el espacio de intervención política que no aspira al poder, sino a la interlocución crítica y fuerte que haga posible que la clase política atamañe la estatura de su desmesurada ambición.
En un segundo ejercicio analítico, intentaré despejar las incógnitas en torno a la composición nacional del voto nulo y su increíble presencia en lugares, zonas, casillas, espacios donde no se suponía que era posible y donde hoy es una realidad, incontestable.
Por ahora, lo más importante es no perder los espacios ganados. Mantener la bandera de un optimismo crítico moderado y asumir las limitaciones y encontrar, claro, la posibilidad de conferir en la RED, buscando trascender este espacio.
Estoy convencida de que son más los logros que las limitaciones. No se vale cansarse…el país es más grande que nuestros cansancios sumados.
Hace algunos años escribí un ensayo sobre los efectos del “día después”, aludiendo al impacto que tenía en los movimientos sociales, el triunfo o fracaso de sus acciones. Decía yo, ahora lo ratifico, que el estado de euforia durante “la fiesta” no puede sostenerse mucho tiempo, porque irrumpe la vida cotidiana con sus implacables demandas. Por ello los movimientos deben aprender a funcionar a dos velocidades y a dos ritmos, sin que ello socave su voluntad, si su optimismo.
Y apelo a Fidel CANdidato, Yes we CAN
lunes, 6 de julio de 2009
Duplican voto nulo
José Alonso Torres y Annaly Casillas/Mural/06-07-09
Los promotores del voto nulo estuvieron cerca de alcanzar su objetivo: que éstos llegaran a ser el 5 por ciento de los sufragios.
De acuerdo con cifras preliminares del Instituto Electoral y de Participación Ciudadana del Estado de Jalisco, hasta las 2:22 horas de hoy, en la elección de Presidentes municipales el porcentaje de votos nulos llegaba al 4.16 por ciento, mientras que en la elección de diputados la cifra es un poco mayor, de 4.62 puntos porcentuales.
Con esto casi estarían duplicando el porcentaje histórico obtenido en la elección intermedia del 2003, cuando el el 2.30 del total de votantes optaron por anular su voto para munícipes, y en la elección de legisladores locales, un 2.48 por ciento.
Estas cifras disminuyeron en los comicios en el 2006. En dicho proceso se invalidaron el 2.12 por ciento de los sufragios de munícipes y el 2.19 por ciento de los legisladores locales.
De 1995 a la fecha, la elección que ha tenido el menor índice de votos anulados se dio en el año 2000, cuando sólo el 0.11 por ciento de las boletas para elegir Alcaldes fue inutilizado. El porcentaje de los diputados fue mayor, con un 1.78 por ciento.
Ahora los votos nulos pueden tener un impacto más trascendente en el escenario político del Estado: con la reforma electoral quedó estipulado que en caso de que la diferencia entre el presunto ganador de la elección y el segundo lugar sea menor al número de sufragios anulados, éste puede obligar a la autoridad electoral a realizar un recuento voto por voto.
Hasta anoche sólo uno de los Municipios metropolitanos, Zapopan, entra en ese supuesto, ya que la diferencia entre los principales candidatos era inferior a la votación anulada.
En Zapopan, con el 88.53 por ciento de las actas capturadas, la alianza del PRI y el Panal superaba con 16 mil votos al PAN, mientras que los votos nulos sumaban hasta ese momento, 23 mil 845.
Sobre la participación ciudadana aún no existen datos oficiales.
La Coparmex estimó una votación del 38 por ciento. Con el 90 por ciento de las actas computadas en la entidad se registraba una participación aproximada del 45 por ciento de votantes; como referencia, en la elección de munícipes del 2006 participó el 60.83 por ciento de los electores.
La boleta que viajó en vocho
En camino está una segunda asamblea nacional de Anulo mi Voto, a celebrarse el 18 de julio
La boleta que viajó en vocho
A ritmo de la popular cumbia “¿Cómo te voy a olvidar?”, de Los Ángeles Azules, cuyas notas salían de un vocho que arribó después de las cuatro de la tarde al parque Revolución, se recordaba a los ciudadanos motivos para anular el voto: “Ladrón, ladrón, ladrón, ¿Cómo te voy a votar?” ¿Cómo te voy a votar?”… la agrupación civil Anulo mi Voto festejaba el fin del proceso electoral y el fin de un “día gozoso”, como calificaron al de ayer domingo.
La gente que estaba en este parque, visitantes asiduos, skatos, amantes de las bicicletas, transeúntes casuales, comerciantes y pasajeros en tránsito al minibús o al Tren Ligero, reían al escuchar la letra adaptada a los políticos. El volkswagen rojo, bautizado como vochonulo dio una vuelta y se estacionó sobre Pedro Moreno. Las leyendas que presumía en las salpicaderas “Políticos nulos”, “Votos nulos”, “Vochos nulos”, resumían la campaña que semanas atrás empezó un grupo de ciudadanos “hartos con la oferta política” que se les abría como abanico en este proceso electoral. En el cofre una boleta anulada y en el cristal trasero, sobre la imagen caricaturizada de una Guadalupana —tan de moda entre cierto sector tapatío— se emulaba: “Virgencita plis haz que anule mi voto”.
Lo que empezó como un pequeño movimiento de activistas tapatíos, creció hasta sorprender a los mismos inconformes que tuvieron la inventiva de proponer la anulación del sufragio (42 organismos en todo el país celebraron ya una asamblea nacional). Ayer el grupo local reunió a una treintena de simpatizantes, entusiastas y seguros de que muchos jaliscienses más, aunque no estaban en ese frente hacia las cinco de la tarde, aceptaron su invitación y anularon el voto. “Estamos contentos porque el movimiento creció día a día… sí superamos 2.5 por ciento, pero estaríamos más contentos con 5 por ciento de votos anulados”, expresó Carlos Barba, quien ayer se sumó al festejo lo mismo que Graciela: “Tengo muchos años anulando mi voto porque no hay un candidato que valga la pena. El último voto que yo di fue a Patricia Mercado, en 2000, porque me parecía una mujer congruente. Hoy mismo, anulé todos mis votos”.
Anulo mi Voto desplegó el póster de una cancha desnivelada, arriba los políticos, abajo los ciudadanos, que en la víspera pasearon en el Instituto Electoral y de Participación Ciudadana de Jalisco, y con pendones de una boleta electoral completamente cruzada. En el lugar estuvo también Fidel, ‘el candidato de la perrada’.
Carlos Páez Agraz, coordinador de la asamblea nacional, aseguró: “No importa si son cien o 50 millones los votos nulos, sino el mensaje que lleva implícito; lo importante es que tomen nota los políticos. Y a partir de hoy vamos a ver qué país sí podemos construir… creemos que urgen ciudadanos no partidistas trabajando por lo público”.
A quienes votaron por algún candidato les pidió “adoptarlo y exigir que esa opción se vuelva más transparente, con proyectos y dirigencias democráticas”, y a la pregunta de si el movimiento llegó a su fin, coincidió con Margarita Sierra. Ambos señalaron que Anulo mi Voto continuará adelante. En camino está una segunda asamblea nacional a celebrarse el 18 de julio en esta ciudad, con tres objetivos comunes ya consensuados: exigir mecanismos de democracia participativa, la revisión y transparencia de los presupuestos de los partidos y candidaturas ciudadanas.
La cumbia seguía sonando. La lluvia quedó sólo en amenaza y la tarde era apacible. El grupo siguió festejando. Otros, en distintos puntos, ya sufrían.
Voto nulo, la quinta fuerza electoral
Voto nulo, la quinta fuerza electoral del país
LA REDACCIóN/ Proceso
En Puebla, el "voto tachado" superó incluso al PRD y al PVEM, colocándose en el tercer lugar de las preferencias.
En Aguascalientes, llegó al cuarto sitio de la votación, por encima de los 12 mil 804 votos que acumula el PRD en el corte del PREP.
En Chiapas el voto nulo también ocupó el cuarto sitio de las simpatías, sumando 33 mil 681 boletas, contra las 23 mil 363 de su sucesor, el PT.
También se consolidó como el cuarto lugar en las simpatías de los votantes del estado de México, Veracruz y Jalisco.
El Programa de Resultados Electorales Preliminares del IFE indica que la participación apenas llega al 43.62 por ciento; en consecuencia, el 56.38 por ciento de los votantes no se presentó a depositar su sufragio.
La tendencia del voto nulo acumula 5.97 por ciento de sufragios, mientras que el 0.23 por ciento de ciudadanos optó por manifestarse a favor de candidatos no registrados por los partidos políticos.
Después del abstencionismo, el PRI mantiene las preferencias, con 35.42 por ciento de simpatías; seguido del PAN, con 26.86 por ciento; PRD, 12.3 por ciento; PVEM, 7.10 por ciento; PT, 3.98 por ciento; Nueva Alianza, 3.56 por ciento; PSD, 1.2 por ciento.